Por Sergio Silva Velázquez
Para LA GACETA - TUCUMÁN
Hace un tiempo discutía con el portero de un edificio que intentaba imponerme reglas de convivencia a su antojo. “Pará… ¿vos te creés Francella?” La repentina alusión a Eliseo, el personaje de la serie El Encargado, le arrancó una sonrisa inmediata. Supongo que para definir a este actor de 70 años basta esta anécdota que refleja lo arraigado que Guillermo Francella está en el humor nacional, en el lenguaje popular y en los mínimos hábitos cotidianos. Sus frases y su cara de infinitas gesticulaciones viajan a diario como stickers por los teléfonos. “Buen día… hermosa mañana, ¿verdad?”, la cargada futbolera que cualquiera entenderá o varios otros que el propio actor ha reconocido enviar a sus amigos.
¿Cómo definirlo? Un ícono cultural es aquello capaz de convertirse en un objeto de portabilidad social: un meme, en estos tiempos. Pero además, su nombre se alza referente de un clima de época a causa del descomunal éxito de Homo Argentum, -superó los 500.000 espectadores a cinco días de su estreno-, su última producción. Evita, sin embargo, referirse a las palabras de Javier Milei sobre la película -el Presidente la calificó de “obra de arte” y la usó como insumo de su “batalla cultural”-.
“No quiero hablar de eso… porque no me interesa ser utilizado, ni llenar espacios de programas con eso”, dice Francella sobre el filme en el que interpreta a 16 personajes distintos, un reto actoral que no deja indiferente a nadie.
Aunque elija morigerar su nivel de incidencia, el actor es consciente de lo que se genera alrededor. “Es hermoso lo que recibimos con la película porque apostamos con Mariano Cohn y Gastón Duprat (los realizadores) a que se vea en el cine. Los chicos y los más jóvenes no van a ver cine nacional; se quedan cómodos en sus casas con pantallas cada vez más chicas. Aquí se dio todo lo contrario. A mí la ceremonia del cine me conmueve y el público ya la eligió. Se convirtió en un boom desde el inicio. A veces se hacen lanzamientos grandes y no se logra esta repercusión”.
-¿Hay un gen del argentino en la película?
-Creo que no se habla solo del argentino ¿Cómo es el argentino? Familiero, solidario, buen amigo, pasional, medio chanta. No obstante aquí abordamos otro tipo de personalidades que hablan de dilemas morales; queríamos que se generara algo y por eso algunos de los personajes tienen alguna incorrección. Salió esta hermosa película con una paleta de colores, bien contada. Mucho humor, reflexión, crítica social… Hay viñetas como una relación entre padre e hijo o una situación emocional que no es solo de un porteño: son situaciones que le pueden pasar a un sanjuanino o a un húngaro.
-Cuando se pronunció sobre “un cine premiado que da la espalda al público”, una discusión eterna… ¿fue mal interpretado? ¿Se arrepiente de haberlo dicho?
-No, no, no, no… es como si no te gustara una comida. Que se sigan filmando toda la vida… y ojalá que vuelen y que sean premiadas. ¿Cómo voy a estar en contra del cine arte? Sólo no me gusta determinado cine que le da la espalda al público. Quise decir eso, no que no se haga ese cine o que yo no quisiera que se financie ese cine.
-No obstante, estuvo en la película que ganó el Oscar (El Secreto de sus Ojos), y compuso complejos personajes premiados como el de Arquímedes Puccio o el protagonista de El Encargado…
-Bueno, me pusiste dos proyectos, El Clan y El Encargado, que son antagónicos. Uno es un personaje exigente, lamentablemente basado en una historia real. Puccio fue el chacal que conocimos, y transitarlo, ponerlo en el cuerpo, no fue sencillo. Tuve un gran apoyo de un gran director, Pablo Trapero, y trabajamos mucho cómo queríamos llevarlo a cabo en lo postural, en lo corporal, en la mirada, en el decir y con un gran libro le encontramos esa huella que queríamos. A su vez era empático, por eso esta similitud con El Encargado ¿verdad?
-Sí… los encuentro similares en ciertos puntos…
-El encargado es angelado, simpático, pero tiene una oscuridad en los momentos adversos porque los propietarios que él tiene tampoco son niños de pecho; son bastante especiales, hasta ofensivos en algunas declaraciones. Son como esos patrones odiados porque son descalificadores. Y entonces se vio la peor cara del personaje. Es cierto que tiene esa oscuridad y esa empatía diferente. Fueron dos personajes realmente muy importantes para mí.
-¿Se siente un referente dentro de las antinomias ideológicas que se viven en el país?
-No, no, no referente. Bueno, quien me quiera tomar como ejemplo, bien; pero no me siento referente de nadie. Menos en ese tema. Sí de formas de entender mi trabajo o de involucrarme en proyectos, trabajar y participar del minuto cero y después... Bueno, me da mucho placer que pueda ser referente de alguien, pero no es que yo me sienta de ese modo.
-Tiene una carrera de notables éxitos en televisión y cine, ¿imaginaba en sus inicios que sería así?
-Trabajé en una compañía de seguros, en una inmobiliaria y tuve mi propia inmobiliaria, pero siempre estudiaba teatro. Veía siempre el cine del neorrealismo italiano, Gassman, Sordi, Mastroianni y directores como Fellini o De Sica, que me fascinan. De joven, para juntar fondos por el viaje de egresados, hicimos una obra de teatro con mis compañeros. Recuerdo que miré la sala llena, me explotó el corazón y dije “esto es lo que yo quiero hacer”. Mamá y papá me apoyaron siempre. Estudiaba abogacía también porque la posibilidad de vivir como actor era remota. Gané una audición fuera del circuito comercial y empecé a ir a los canales de TV. Me costó, pero ahí empezó una carrera que siempre anhelé y soñé tener.
-¿Y qué viene a continuación?
-Vuelvo al teatro. Estamos en la preparación de una obra con un libro emblemático del cine, Desde el jardín, la gran película de Peter Sellers, ni más ni menos.
-Me pregunto cómo sobrelleva el nivel de popularidad y exposición. Se ha convertido en una forma de comunicación entre amigos del WhatsApp… ¿Hace terapia?
-Es mucho, es mucho, es verdad. Hice terapia en varias oportunidades; ahora no, pero sí, claro, no es sencillo estar tan dispuesto siempre. Siempre digo: vos podés ser muy, muy famoso y no querido. Y muy, muy, muy famoso y muy querido ¿no?, eso es lo que yo vivo y transito las 24 horas del día, en cualquier era, de la abuela al nieto. Es algo maravilloso y supera todo lo imaginado.
© LA GACETA
PERFIL
Guillermo Francella nació en Buenos Aires, en 1955. Dentro de sus participaciones cinematográficas sobresalen las de la ganadora del Oscar El secreto de sus ojos, El Clan, El encargado y la reciente Homo argentum. Una de sus primeras actuaciones fue como extra, en 1973, en una película de Alberto Olmedo. La fama le llegó a fines de los 80, en la televisión, con De carne somos, y se consolidó en los 90 con programas como La familia Benvenuto y (en los 2000) Casados con hijos. Ha ganado varios Martín Fierro y los premios Konex, Cóndor de Plata, Estrella de Mar, Platino, Sur y Clarín.